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LIDERAR LA EDUCACIÓN INTEGRAL (LEI) COMO CAMINO PARA LA INNOVACIÓN PEDAGÓGICA / TERCERA PARTE
parto, lo que hace indispensable un nuevo modo de reparto del cuidado en
función de nuestros momentos vitales y no del género.
Por todo ello, para disfrutar de vidas que merezcan la pena ser vividas necesitamos una ética del cuidado, aprender a cuidar de una forma
corresponsable y facilitar la reconstrucción de los vínculos de cuidados
entre todas las personas y seres vivos. La buena vida tiene una dimensión
individual y otra colectiva. Es importante cuidarnos y también cuidar
a las demás personas. Pero esta buena vida solo es posible, como decíamos, en ecosistemas sanos, de los que dependemos para la satisfacción
de nuestras necesidades. Estos ecosistemas nos aportan cuidados, a los
que tenemos que corresponder en la medida de nuestras capacidades (en
cualquier caso, siempre más limitadas que las de los ecosistemas).
2.6 JUSTICIA
La interseccionalidad muestra cómo las distintas formas de discriminación están interrelacionadas entre sí: de clase, de género, de origen, de
orientación sexual, etc. Por ejemplo, la mayoría de las personas empobrecidas son mujeres, no blancas, de países del Sur, y esto no es casualidad, sino una espiral de desigualdad que se realimenta.
La justicia se puede deonir como el orden social en el que todas las personas pueden satisfacer sus necesidades sin degradar el funcionamiento
integral de los ecosistemas. Como esta satisfacción universal muestra
nuestra interdependencia y ecodependencia, ambos son términos relacionados con la justicia. No existen unos sin los otros.
Para avanzar hacia la justicia, son necesarios cambios personales en
los que nos hagamos cargo y superemos los privilegios de los que disfrutamos en distintas facetas de nuestra vida. Por supuesto, también son
necesarios procesos de lucha social en los que las poblaciones más desfavorecidas se empoderen y consigan que se respeten los Derechos Humanos y restituir la deuda ecológica, de cuidados y colonial contraída con
los pueblos del Sur y con las mujeres.
Superar las injusticias requiere cambios sociales que pasan, en primer
lugar, por conocer cuáles son las estructuras (políticas, económicas y culturales) que mantienen las desigualdades. Pero no solo eso, sino saber
poner en marcha otras experiencias de organización socioeconómica.
Por ejemplo, la economía feminista, ecológica y solidaria supone aplicar
criterios sociales y ambientales en la satisfacción de las necesidades, posibilitando así que esto se realice de manera universal y con una relación
armónica con el entorno.
A la hora de poner en marcha otros modos de organización social
para satisfacer nuestras necesidades es importante considerar que estas