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INMACULADA EGIDO GÁLVEZ / TRANSFORMAR EL CENTRO ESCOLAR EN UNA COMUNIDAD
Para avanzar hacia ese tipo de comunidad profesional se requiere un
liderazgo pedagógico, en el que se diseñen los espacios y tiempos de enseñanza de modo que las estructuras faciliten la colaboración docente, al
tiempo que se promueve una cultura de conoanza, colegialidad e intercambio de experiencias (Bolívar, 2015; López Yáñez y Sánchez Moreno,
2021). No es una tarea sencilla, puesto que supone romper con las barreras
estructurales y culturales que diocultan que las escuelas sean contextos
de trabajo profesional colaborativo. A este respecto, vuelve a ponerse de
manioesto la importancia del liderazgo escolar para construir relaciones
y desarrollar personas, ya que resulta necesario orientar los esfuerzos al
perfeccionamiento de las capacidades profesionales del profesorado, es
decir, los conocimientos y habilidades necesarias para lograr los objetivos de la organización, pero también hacia la búsqueda de disposiciones
y actitudes, como el compromiso y la resiliencia, que ayuden a persistir
en el logro de los objetivos propuestos (Leithwood et al., 2009).
En una comunidad de aprendizaje cada docente es al mismo tiempo
un aprendiz y un profesor. Por ello, desde el modelo LEI, los líderes no
solo promueven el desarrollo profesional del conjunto del centro, sino
que también participan en él, ya sea como líderes o como aprendices. Tanto en las actividades de desarrollo profesional de carácter formal, como en
otras de tipo informal, el progreso de cada docente está unido al progreso
del propio centro, por lo que se trata de poner el foco en los procesos de
enseñanza y aprendizaje y en el logro y bienestar de los estudiantes, que
se consideran una responsabilidad colectiva, en lugar de hacerlo en los
obstáculos que se derivan de su bagaje cultural o social.
3. FAMILIA, ESCUELA Y ENTORNO COMO
COMUNIDADES COMPLEMENTARIAS
Las escuelas que atienden a las poblaciones más desaventajadas deben invertir
más tiempo, esfuerzo y compromiso que las restantes en hacer conscientes a las
familias y al propio profesorado de los beneocios que se derivan de una cooperación
adecuada.
Puesto que el enfoque LEI concibe el centro escolar como una comunidad que busca involucrar y dar protagonismo a todos los implicados en la
actividad educativa, trata de potenciar el trabajo conjunto entre los estudiantes, los profesores, las familias y el entorno. Ello supone la necesidad
de transcender los límites físicos de la escuela, permitiendo que diversos
actores sociales formen parte de la vida escolar. Aludiendo de nuevo a la
idea de comunidad de Weber, se trata de crear una institución educativa
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