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GRUPO DE INVESTIGACIÓN LEI / DOMINIOS DE ACTUACIÓN DE LEI
cia) para persistir en la búsqueda de los objetivos de la organización. Para
ello, el líder debe brindar apoyo y consideración individualizados a cada
persona, fomentar la estimulación intelectual y modelar mediante su
ejemplo valores y comportamientos apropiados. A este respecto, es preciso considerar que el liderazgo es una práctica social y emocional y no
solo intelectual. En los centros LEI se convocan, al inicio de curso, las jornadas o actividades para compartir la visión, establecer los estándares de
aprendizaje, ojar los objetivos, distribuir tareas y, sobre todo, para que las
prácticas educativas aseguren que la educación integral de estudiantes se
sitúe en la base del desempeño profesional de los docentes.
El LEI promueve el desarrollo profesional del profesorado dentro y
fuera del centro, participando también como aprendiz en las acciones de
formación, que deben enfocarse a la mejora de la práctica de acuerdo con
los objetivos perseguidos. La oferta de formación irá destinada al trabajo
(metodológico, emocional y de contexto) con estudiantes en situación de
desventaja. El equipo de líderes debe participar en dicho desarrollo profesional en situaciones estructuradas, como reuniones y talleres de formación, y también en situaciones informales, como conversaciones en los
pasillos sobre problemas concretos de enseñanza. El debate debe alejarse de justiocaciones basadas en el bagaje social y cultural de los alumnos
–propias de una cultura del déocit– y centrarse en las prácticas pedagógicas. El intercambio de ideas y experiencias sobre lo que se enseña y lo que
se aprende se convierte en lo habitual en la vida del centro. Se potenciará la transmisión de la experiencia mediante acciones como la mentoría
para el acompañamiento de profesores senior a profesores recién llegados,
lo que puede ayudar a paliar los efectos de la excesiva rotación del profesorado en este tipo de centros.
El trabajo relacionado con las familias debe superar el enfoque clásico
de la participación de los padres como colectivo. En contextos desfavorecidos, es un objetivo prioritario la colaboración efectiva entre familias y
escuela con el propósito común de contribuir al desarrollo académico y
personal de cada estudiante en un ambiente de diálogo y conoanza mutua, es decir, lograr la implicación parental para conseguir la colaboración
efectiva entre familias y escuela.
En contextos desaventajados es fundamental superar la visión a menudo derrotista sobre la relación entre el nivel socioeconómico de los
padres y el rendimiento escolar. Por el contrario, hay que considerar que,
desde la escuela, como lugar estratégico en la lucha contra la exclusión social, se puede intervenir creando sistemas de relación familia-centro que
contribuyan a mejorar el aprendizaje de los alumnos. Además, los efectos
beneociosos de una adecuada colaboración entre padres y escuela no se
limitan únicamente a los alumnos, sino que alcanzan también a las fami-
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