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JAVIER M. VALLE / EL LIDERAZGO, CLAVE PARA PROMOVER EL CAMBIO CURRICULAR COMPETENCIAL
ción en proyectos de movilidad, publicaciones, etc. Son muchos los
criterios posibles. La clave es determinar cuáles pueden ser mejores
predictores de un desempeño eocaz como líder escolar.
5o) Gestionar procesos de selección más completos.
A partir del marco de competencias de dirección propuesto en el punto 20
de este decálogo y deonidos los requisitos en el punto 40, entre los aspirantes a los puestos de dirección sería preciso establecer unos mecanismos de selección algo más rigurosos que los actuales. Los servicios de
inspección educativa, si bien es cierto que cuentan con un cuerpo propio de la administración, pueden ser un modelo para acceder a la función directiva, al menos en el contexto público. Pensar en un cuerpo de
directores, o, al menos, en una acreditación (autonómica o estatal) es
una cuestión muy controvertida pero no por ello debemos eludirla del
debate.
En cualquier caso, los procesos de selección deberían ser capaces
de contrastar si el candidato a la dirección tiene las competencias
precisas. Y si las competencias son desempeños que se demuestran en
escenarios de realidad, parte de la selección debería hacerse en un proceso práctico lo más apegado posible a la realidad. La mentoría propuesta en el punto siguiente puede también ligarse a estos procesos
de selección.
6o) Desarrollar sistemas de mentoría para los líderes noveles.
Como hemos dicho aquí en páginas precedentes, el acompañamiento
de directores noveles por líderes que cuentan ya con cierta experiencia se postula desde numerosos documentos internacionales como una
medida que puede ser eocaz. La empatía que se genera en esos procesos
puede ser una enorme fuente de aprendizaje. El sentimiento de estar
acompañado en los primeros momentos puede reducir la presión de
los comienzos y provocar espacios muy eocaces para la resolución de
problemas.
Además, como se apuntó, estos procesos podrán ser parte de la propia selección de los directores.
7o) Promover un ejercicio profesional menos burocrático, más pedagógico, y con mayor autonomía y nexibilidad.
Una vez alcanzada la posición de director escolar, las funciones que
deben desempeñarse han de estar centradas en un liderazgo pedagógico y no burocrático. Las tareas de quien lidera un centro deben ser,
ante todo, las que conducen a todos los miembros de ese centro hacia
un horizonte de ideas educativas en las que todos creen y para las que
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