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FUNDAMENTO TEÓRICO DEL PROGRAMA LIDERAZGO PARA UNA EDUCACIÓN INTEGRAL / SEGUNDA PARTE
En efecto, la apertura a las preguntas últimas es un rasgo especíocamente humano, como esta, que, de un modo u otro, todo hombre se
hace en algún momento de su existencia: ¿tiene mi vida algún sentido?
Ciertamente estas preguntas se presentan en cualquier etapa de la vida.
Las respuestas que se pueden dar a las mismas pueden ser muy diferentes y, desde luego, abiertas al periodo escolar, porque, como bien dice
Meirieu, la escuela exige verdad y también razón, pero una razón que se
da cuenta de sus límites y de sus diferentes planos, una razón que no se
automutila, sino que se enfrenta al conocimiento de lo más importante, sabiendo que ese conocer puede requerir de diversas perspectivas,
culturales, artístico-plásticas, literarias o, incluso, puramente religiosas. Una vez las preguntas últimas tienen cabida en la escuela, y en la
escuela pública, se debe garantizar el respeto hacia sus posibles, libres
y variadas respuestas.
En síntesis, la educación de cada estudiante, a lo largo de su paso por
la escuela, debería basarse en la aspiración de que todas las dimensiones
de su persona estén relacionadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje; y, asimismo, en depositar en todos ellos altas expectativas, sean cuales
sean las condiciones o diocultades imputables a su origen social o cultural, a su raza, sexo o religión.
3. SEÑAS DE IDENTIDAD DEL LIDERAZGO
PARA UNA EDUCACIÓN INTEGRAL EN CONTEXTOS
DESFAVORECIDOS
3.1 ENFOQUE ANTROPOLÓGICO
La educación integral del niño no puede dejar a nadie fuera. Encontrar formas de
libertad para la educación integral del niño es contribuir, además, a un mundo
libre, más justo, más democrático, en deonitiva, un mundo mejor, basado en una
dimensión comunitaria, para estar con los demás y junto a los demás.
Un liderazgo para la educación integral es un liderazgo distinguible de
otros modelos de liderazgo existentes y muy consciente, también, no solo
de sus propios límites sino de la necesidad de buscar los equilibrios adecuados. Por un lado, no debe volar tan alto que caiga en visiones irreales y
objetivos inalcanzables, desconectados de la realidad o del contexto. Pero,
tampoco debe volar a ras de tierra para no perturbar el statu quo o para
bloquear las salidas del
