Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 36
JUAN 14:21
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El camino,
la verdad, la vida
JUAN 14:1-6
EL D ISCURSO D EL APOS ENTO ALTO, que se encuentra en Juan 13 a 16, está lleno de
dichos gloriosos que Jesús les dijo a Sus discípulos durante las últimas horas que pasó con
ellos. Estas son Sus «últimas palabras». Son las cosas que Él quería que ellos supieran y
recordaran. En el discurso encontramos estas maravillosas palabras: «Yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí» (Jn 14:6).
En la primera de estas declaraciones, «Yo soy el camino», Jesús estaba diciendo:
«Yo soy la vía. Soy el sendero que te aleja de todos tus pecados y te lleva al Padre y a
las glorias del cielo». El filósofo judío Filón llamó a la filosofía «el
Estas son las
camino real». Confucio llamó a su enseñanza el Tao, que también
significa «el Camino». Jesús, en cambio, dijo: «Yo soy el camino».
cosas que Jesús
Sus enseñanzas no son el camino; Él es el Camino. El Camino es
quería que
una Persona.
Más adelante, Sus seguidores llegarían a ser conocidos como
Sus discípulos
los «seguidores del Camino». En el libro de Hechos, hay dos refesupieran y
rencias a este título, que la gente había derivado de las palabras de
Jesús. Antes de su conversión, Saulo perseguía a los cristianos,
recordaran.
por lo que «pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para
solicitarles su cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encontraran
ahí. Su intención era llevarlos —a hombres y mujeres por igual— de regreso a Jerusalén
encadenados» (Hch 9:2). Más adelante, al estar Pablo ministrando en Éfeso, su enseñanza
causó un alboroto, y «se generó un grave problema en Éfeso con respecto al Camino»
(Hch 19:23).
Imagina que tienes un amigo que nunca ha estado en el lugar donde vives. Él quiere ir
a visitarte y ver los lugares de interés. Tienes tres opciones para ayudarlo: puedes decirle
por teléfono cómo orientarse en la ciudad, puedes enviarle un mapa, o puedes decirle:
«¡Permíteme mostrarte el lugar!». Si le muestras el lugar en persona, te conviertes en «el
camino». No le dices cómo movilizarse. No solo le indicas un camino a seguir. Le dices:
«Quédate a mi lado. Mientras permanezcas conmigo, yo te mostraré el camino».
Jesús no entregó mapas. No solo habló del viaje. Les dijo a Sus seguidores: «No dejen
que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí» (Jn 14:1).
Lo que Jesús prometió en el siglo primero todavía es cierto hoy. Jesús no dice: «Yo soy un
camino entre muchos». Él dice: «Yo soy el camino. Si quieres saber cómo llegar allá, tienes
que conocerme».
Después, Jesús les dijo a Sus discípulos: «Yo soy la verdad». La verdad es una persona.
Jesús está diciendo: «Así como soy el sendero a Dios, también soy la verdad. Soy el final
de la búsqueda». Jesús mismo es la expresión total de la verdad acerca de la vida, el
universo y Dios.
Finalmente, Jesús agregó: «Yo soy la vida». Él vino a dar vida abundante y eterna.
Cualquier otro camino lleva a la muerte. Solo Jesús da vida eterna.
La seguridad de que Jesús es quien dice ser produce tres efectos en mi corazón atribulado cuando leo o pronuncio Su nombre. Primero, debido a que Él es el Camino, Su nombre
alivia mi temor de perderme. Segundo, debido a que Él es la Verdad, Su nombre elimina mi
necesidad de seguir buscando. Tercero, porque Él es la Vida, Su nombre refuerza mi esperanza de un hogar en el cielo.