Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 34
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JUAN 13:7
7 Jesús contestó:
—Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día
lo entenderás.
8 —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los
pies!
—Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme.
9 —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, no solo los pies! —exclamó Simón Pedro.
10 Jesús respondió:
—Una persona que se ha bañado bien no necesita
lavarse más que los pies* para estar completamente
limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque
no todos.
11 Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se
refería cuando dijo: «No todos están limpios».
12 Después de lavarles los pies, se puso otra vez el
manto, se sentó y preguntó:
—¿Entienden lo que acabo de hacer? 13 Ustedes me
llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es
lo que soy. 14 Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he
lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a
otros. 15 Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan
lo mismo que yo he hecho con ustedes. 16 Les digo
la verdad, los esclavos no son superiores a su amo
ni el mensajero es más importante que quien envía
el mensaje. 17Ahora que saben estas cosas, Dios los
bendecirá por hacerlas.
puesto en mi contra”*. 19 Les aviso de antemano, a fin
de que, cuando suceda, crean que Yo Soy el Mesías.*
20 Les digo la verdad, todo el que recibe a mi mensajero me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al
Padre, quien me envió.
21 Entonces Jesús, muy angustiado,* exclamó: «Les
digo la verdad, ¡uno de ustedes va a traicionarme!».
22 Los discípulos se miraron unos a otros sin saber
a cuál se refería Jesús. 23 El discípulo a quien Jesús
amaba estaba sentado a la mesa a su lado.* 24 Simón
Pedro le hizo señas para que le preguntara a quién
se refería. 25 Entonces, ese discípulo se inclinó hacia
Jesús y le preguntó:
—Señor, ¿quién es?
26 Jesús le contestó:
—Es aquel a quien le doy el pan que mojo en
el plato.
Y, después de mojar el pan, se lo dio a Judas, el hijo
de Simón Iscariote. 27 Cuando Judas comió el pan,
Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: «Apresúrate a hacer lo que vas a hacer». 28 Ninguno de los
demás que estaban a la mesa entendió lo que Jesús
quiso decir. 29 Como Judas era el tesorero del grupo,
algunos pensaron que Jesús le estaba diciendo que
fuera a pagar la comida o que diera algo de dinero
a los pobres. 30Así que Judas se fue enseguida y se
internó en la noche.
Jesús predice la negación de Pedro
Jesús predice la traición
18 »No les digo estas cosas a todos ustedes; yo conozco
a los que he elegido. Pero es para que se cumpla la
Escritura que dice: “El que come de mi comida se ha
31 En
cuanto Judas salió del lugar, Jesús dijo: «Ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre* entre
en su gloria y, por causa de él, Dios será glorificado.
32 Y dado que Dios recibe gloria a causa del Hijo,*
P E R S P E C T I VA S
13:10 Algunos manuscritos no incluyen más que los pies. 13:18 Sal 41:9. 13:19 O que el “Yo Soy” ha venido; o que yo soy el Señor; en griego dice que yo soy. Ver Ex 3:14.
13:21 En griego Jesús, angustiado en su espíritu. 13:23 En griego estaba recostado sobre el pecho de Jesús. El «discípulo a quien Jesús amaba» probablemente era Juan.
13:31 «Hijo del Hombre» era un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo. 13:32 Varios de los manuscritos más antiguos no incluyen Y dado que Dios recibe
gloria a causa del Hijo.
UN DÍA VEREMOS Jn 13:6-9 Ahora bien, te puede
HOMBRES SIMPLES Jn 13:22 ¿Te has puesto alguna
parecer sorprendente que Pedro, aunque había andado
con Jesús durante más de tres años, todavía no entendía
lo que Él hacía aquí. Sin embargo, no debería sorprendernos. Nosotros hemos tenido veinte siglos para reflexionar
sobre las verdades que Jesús compartió, y muchas
personas todavía siguen tan confundidas como siempre.
Los discípulos no lo entendieron hasta después de la
Resurrección. A veces, es necesario que Dios toque nuestras vidas de una manera particular, antes de que se nos
caiga la venda de los ojos y podamos ver.
vez en el lugar de los discípulos originales de Cristo? Si
no tenemos cuidado, temo que la mayoría de nosotros
pensamos en ellos como monjes con apariencia piadosa,
muy parecidos a las estatuas que ahora adornan las
grandes catedrales e iglesias alrededor del mundo. Ya sea
San Pedro, San Juan, San Mateo o Santo Tomás, tendemos
a imaginarlos como sagrados y venerados santos de Dios.
Con todo el debido respeto por estos buenos hombres
de Dios, esas imágenes mentales están lejos de ser como
ellos fueron en realidad. De hecho, si no hubiera sido por
el Espíritu de Dios, ellos no habrían dejado ningún impacto
en absoluto en esta tierra. Habrían pasado al olvido. Eran
hombres comunes y corrientes que comieron esa última
cena con Jesús; simples hombres que, con el Espíritu
Santo en ellos, cambiarían el mundo.
JUDAS Jn 13:21-22 «¡Uno de ustedes va a traicio-
narme!». Tenemos que recordar que, para los discípulos,
esta era una información absolutamente increíble. Por lo
que fue natural que comenzaran a preguntarse: ¿Quién
será? ¿Seré yo? En la mesa de esa noche se encontraba
Judas, tal vez el más confiable de los Doce. Era quien
cuidaba el dinero de ellos, ¿te acuerdas? Era el tesorero.
Es posible que fuera el más educado. Probablemente sería
la última persona que ellos sugerirían como el que traicionaría al Salvador.