Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 32
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JUAN 12:22
queremos conocer a Jesús». 22 Felipe se lo comentó a
Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús.
23 Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para
que el Hijo del Hombre* entre en su gloria. 24 Les
digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea
sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos,
una abundante cosecha de nuevas vidas. 25 Los que
aman su vida en este mundo la perderán. Los que no
le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. 26 Todo el que quiera
servirme debe seguirme, porque mis siervos tienen
que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el
que me sirva.
27 »Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso
debería orar: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Pero esa
es precisamente la razón por la que vine! 28 Padre, glorifica tu nombre».
Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado
mi nombre y lo haré otra vez». 29Al oír la voz, algunos
de la multitud pensaron que era un trueno, mientras
que otros decían que un ángel le había hablado.
30 Entonces Jesús les dijo: «La voz fue para beneficio de ustedes, no mío. 31 Ha llegado el tiempo de juzgar a este mundo, cuando Satanás —quien gobierna
este mundo— será expulsado. 32 Y, cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». 33 Con
eso quería dar a entender de qué forma iba a morir.
34 La multitud respondió:
—Según entendimos de las Escrituras,* el Mesías
vivirá para siempre. ¿Cómo puedes decir, entonces,
que el Hijo del Hombre va a morir? Además, ¿quién
es este Hijo del Hombre?
35 Jesús contestó:
—Mi luz brillará para ustedes solo un poco más
de tiempo. Caminen en la luz mientras puedan, para
que la oscuridad no los tome por sorpresa, porque los
que andan en la oscuridad no pueden ver adónde van.
36 Pongan su confianza en la luz mientras aún haya
tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz.
Después de decir esas cosas, Jesús salió y desapareció de la vista de ellos.
Incredulidad de la gente
P E R S P E C T I VA S
37A pesar de todas las señales milagrosas que Jesús
había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en
EL DOLOR ANTERIOR A LA CRUZ Jn 12:27
La historia de la Cruz es tan familiar para nosotros
que tendemos a olvidar el tiempo lleno de emociones
que Jesús vivió antes de enfrentarla. Su agonía fue tan
severa que cuando llegó a Getsemaní sudó grandes
gotas de sangre y pidió que la copa de sufrimiento
le fuera quitada (Mt 26:36-46; Mc 14:32-42;
Lc 22:39-46). El dolor que condujo a nuestra salvación y libertad fue grande, severo y aplastante. Aunque
Jesús sabía lo que se avecinaba, se sometió al plan
de Dios, y lo hizo por ti y por mí.
él. 38 Eso era precisamente lo que el profeta Isaías
había predicho:
«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor su brazo
poderoso?»*.
39 Pero
la gente no podía creer, porque como también dijo Isaías:
40 «El Señor les ha cegado los ojos
y les ha endurecido el corazón,
para que sus ojos no puedan ver
y su corazón no pueda entender
y ellos no puedan volver a mí
para que yo los sane»*.
41 Isaías
se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del
Mesías. 42 Sin embargo, hubo muchos que sí creyeron en él —entre ellos algunos líderes judíos—,
pero no lo admitían por temor a que los fariseos
los expulsaran de la sinagoga, 43 porque amaban
más la aprobación humana que la aprobación
de Dios.
44 Jesús le gritó a la multitud: «Si confían en mí,
no confían solo en mí, sino también en Dios, quien
me envió. 45 Pues, cuando me ven a mí, están viendo
al que me envió. 46 Yo he venido como una luz para
brillar en este mundo de oscuridad, a fin de que
todos los que pongan su confianza en mí no queden
más en la oscuridad. 47 No voy a juzgar a los que me
oyen pero no me obedecen, porque he venido para
salvar al mundo y no para juzgarlo. 48 Pero todos
los que me rechazan a mí y rechazan mi mensaje
serán juzgados el día del juicio por la verdad que yo
he hablado. 49 Yo no hablo con autoridad propia; el
Padre, quien me envió, me ha ordenado qué decir y
cómo decirlo. 50 Y sé que sus mandatos llevan a la
vida eterna; por eso digo todo lo que el Padre me
indica que diga».
Jesús lava los pies a sus discípulos
Antes de la celebración de la Pascua, Jesús
sabía que había llegado su momento para
dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado
a sus discípulos durante el ministerio que realizó en
la tierra y ahora los amó hasta el final.* 2 Era la hora
de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo
de Simón Iscariote, para que traicionara* a Jesús.
3 Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad
sobre todas las cosas y que había venido de Dios y
regresaría a Dios. 4Así que se levantó de la mesa, se
quitó el manto, se ató una toalla a la cintura 5 y echó
agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los
pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que
tenía en la cintura.
6 Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo:
—Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?
13
12:23 «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo.
12:34 En griego de la ley. 12:38 Is 53:1. 12:40 Is 6:10. 13:1 O ahora les mostró
toda la plenitud de su amor. 13:2 O el diablo ya se había propuesto que Judas,
hijo de Simón Iscariote, traicionara.