Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 29
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14 Por eso les dijo claramente:
—Lázaro está muerto. 15 Y, por el bien de ustedes,
me alegro de no haber estado allí, porque ahora ustedes van a creer de verdad. Vamos a verlo.
16 Tomás, al que apodaban el Gemelo,* les dijo a los
otros discípulos: «Vamos nosotros también y moriremos con Jesús».
17 Cuando Jesús llegó a Betania, le dijeron que Lázaro ya llevaba cuatro días en la tumba. 18 Betania
quedaba solo a unos pocos kilómetros* de Jerusalén,
19 y mucha gente* se había acercado para consolar
a Marta y a María por la pérdida de su hermano.
20 Cuando Marta se enteró de que Jesús estaba por
llegar, salió a su encuentro, pero María se quedó en la
casa. 21 Marta le dijo a Jesús:
—Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto; 22 pero aun ahora, yo sé que
Dios te dará todo lo que pidas.
23 Jesús le dijo:
—Tu hermano resucitará.
24 —Es cierto —respondió Marta—, resucitará
cuando resuciten todos, en el día final.
25 Jesús le dijo:
—Yo soy la resurrección y la vida.* El que cree en
mí vivirá aun después de haber muerto. 26 Todo el que
vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees, Marta?
27 —Sí, Señor —le dijo ella—. Siempre he creído que
tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha venido de
Dios al mundo.
28 Luego Marta regresó adonde estaba María y
los que se lamentaban. La llamó aparte y le dijo: «El
Maestro está aquí y quiere verte». 29 Entonces María
salió enseguida a su encuentro.
30 Jesús todavía estaba fuera de la aldea, en el lugar
donde se había encontrado con Marta. 31 Cuando la
gente* que estaba en la casa consolando a María la
vio salir con tanta prisa, creyeron que iba a la tumba
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de Lázaro a llorar. Así que la siguieron. 32 Cuando
María llegó y vio a Jesús, cayó a sus pies y dijo:
—Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
33 Cuando Jesús la vio llorando y vio a la gente lamentándose con ella, se enojó en su interior* y se
conmovió profundamente.
34 —¿Dónde lo pusieron? —les preguntó.
Ellos le dijeron:
—Señor, ven a verlo.
35 Entonces Jesús lloró. 36 La gente que estaba cerca
dijo: «¡Miren cuánto lo amaba!». 37 Pero otros decían:
«Este hombre sanó a un ciego. ¿Acaso no podía impedir que Lázaro muriera?».
38 Jesús todavía estaba enojado cuando llegó a la
tumba, una cueva con una piedra que tapaba la entrada. 39 «Corran la piedra a un lado», les dijo Jesús.
Entonces Marta, la hermana del muerto, protestó:
—Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber
un olor espantoso.
40 Jesús respondió:
—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
41Así que corrieron la piedra a un lado. Entonces
Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por haberme
oído. 42 Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta
por el bien de toda esta gente que está aquí, para que
crean que tú me enviaste». 43 Entonces Jesús gritó:
«¡Lázaro, sal de ahí!». 44 Y el muerto salió de la tumba
con las manos y los pies envueltos con vendas de entierro y la cabeza enrollada en un lienzo. Jesús les
dijo: «¡Quítenle las vendas y déjenlo ir!».
Conspiración para matar a Jesús
45Al
ver lo que sucedió, muchos de entre la gente
que estaba con María creyeron en Jesús; 46 pero otros
fueron a ver a los fariseos para contarles lo que Jesús
había hecho. 47 Entonces, los principales sacerdotes y
11:16 En griego Tomás, a quien llamaban Dídimo. 11:18 En griego estaba a unos 15 estadios [cerca de 1,7 millas]. 11:19 En griego muchos de los judíos. 11:25 Algunos
manuscritos no incluyen y la vida. 11:31 En griego los judíos; también en 11:33, 36, 45, 54. 11:33 O se enojó en su espíritu.
chado la frase «Tomás el incrédulo». ¿No te alegra que tú
no tienes ese adjetivo aparejado a tu nombre?
Creo que sería mejor llamarlo «Tomás el pensativo». Fue
un discípulo que no dejó de pensar. Fue un discípulo que
tuvo el valor de cuestionar, de levantar la mano y decirle al
Maestro: «Espera. No entiendo bien. Eso no tiene sentido
para mí». Fue Tomás quien entendió lo que significaría para
todos ir a Betania, tan cerca de Jerusalén. Sin embargo,
sabía que tenían que ir de todos modos.
A la clase de honestidad que tuvo Tomás yo la llamo
no solo sincera y aventurera, sino también valiente. Me
encantaría ver las filas del cristianismo llenas de creyentes
más valientes, con suficiente valor como para admitir sus
luchas, llorar cuando están tristes, confesar sus tiempos de
duda en el valle, y declarar cuando son confrontados con
la dura verdad: «No lo entiendo por completo, pero esto no
va a destruir mi fe».
IMPACTO Jn 11:45 Lázaro, con tan solo vivir, llegó a
ser una razón para que se compartiera el evangelio. Era un
milagro andante.
No tienes que haber sido resucitado físicamente
para que tu vida tenga el efecto de dirigir hacia Jesús
a las personas con las que te relacionas cada día. De
hecho, estoy convencido de que cada creyente puede, y a
menudo lo hace, ofrecer destellos de Dios a las personas
que lo rodean. Nos asombraríamos si supiéramos cuál
es el impacto que tienen nuestras vidas en los demás.
Probablemente sería un gran estímulo para nosotros.
Tal vez luchas con la sensación de que Dios no te está
usando o de que en realidad no eres una parte importante
de Su plan. Solo en la eternidad sabrás el impacto que ha
tenido tu vida.
P E R S P E C T I VA S
TOMÁS EL PENSATIVO Jn 11:16 Tal vez has escu-