Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 28
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Ovejas auténticas
JUAN 10:27-30
EL BUEN PASTOR llama Sus «ovejas» a las personas que tiene bajo Su cuidado. Ser una
de Sus ovejas no es un derecho que tú merezcas, ni una recompensa que puedas ganar.
Es un regalo que aceptas. Jesús extiende Su ofrecimiento: «Sé Mi oveja. Sígueme».
Algunas personas piensan que le pertenecen a Jesús, pero en realidad no lo siguen.
En otras palabras, no son ovejas. En este pasaje, podemos identificar cuatro características
que tienen las ovejas auténticas. Mira si se aplican a ti.
En primer lugar, las ovejas son sensibles. «Mis ovejas escuchan mi voz» (Jn 10:27).
Esta no es una manera mística de oír. Más bien, es una comprensión interna profunda que
se basa en escuchar la Palabra de Dios, en permanecer sensible a Su Espíritu y en percibir
la obra de Dios en tu vida. Si eres una de las ovejas de Jesús, puedes decir: «Dios me dijo
esto en Su Palabra», o «Dios me mostró que», y decirlo en serio,
porque sabes que es cierto. Las ovejas son sensibles a la voz de su
Desde el
pastor. Si no eres sensible a la voz del Buen Pastor, probablemente
momento en
no eres una de Sus ovejas.
Segundo, las ovejas son obedientes. «Ellas me siguen»
que recibes a
(Jn 10:27). Las ovejas escuchan la voz de su pastor, y luego lo
Jesucristo como
siguen y lo obedecen. Si no te interesa escuchar la voz de Dios para
poder seguir el camino de la obediencia, es muy posible que nunca
tu Pastor, estás
hayas llegado a ser un miembro de Su rebaño.
seguro.
Tercero, las ovejas se sienten confiadas. Las ovejas conocen la voz de su pastor y, al escucharlo y obedecerlo, tienen la
confianza de que permanecerán en el camino seguro. Los miembros del rebaño del Buen
Pastor tienen la seguridad de que están en el camino de la vida eterna y que nunca perecerán (Jn 10:28). Tienes vida eterna desde el momento en que recibes a Cristo. Eso trae
confianza. Tu destino está establecido.
Una vez conduje un servicio fúnebre para una persona que conocía muy poco, ante
un grupo de personas que nunca había visto. Pero sí sabía que la persona que estaba
enterrando había llegado a conocer a Cristo temprano en su vida y que lo había seguido
todos sus días. Por eso tuve la alegría de compartir la confianza del creyente. Ese fue el
tenor de todo el mensaje que di en la iglesia. Luego, en el cementerio, presenté el mismo
mensaje de confianza: que cuando sabes cómo morir, sabes en realidad cómo vivir. De eso
se había tratado toda la vida de aquel hombre. Solo segundos después de haber terminado
el mensaje, un hombre se puso a mi lado y dijo: «Yo daría todo lo que poseo para tener
esa clase de seguridad; todo». Las ovejas del Buen Pastor tienen esa confianza. Cuando
la muerte llega, no hay duda alguna: ausentes del cuerpo, presentes con el Señor.
Cuarto, las ovejas están seguras. «Nadie puede quitármelas» (Jn 10:28). Desde el
momento en que recibes a Jesucristo como tu Pastor, estás en las manos del Señor. El Hijo
de Dios te sostiene. Estás seguro. Una de las partes más increíbles del mensaje de salvación es la verdad que lo acompaña de que estás seguro.
Si no eres sensible a la voz de Dios, si te falta obediencia, y si no tienes confianza en
que si mueres ahora mismo estás destinado a estar con Cristo eternamente, entonces
no estás seguro. No puedes decir: «Estoy en las manos del Señor». Si esto te describe,
te suplico que aceptes la invitación del Buen Pastor y te conviertas en una de Sus ovejas.