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I n t r o d u c c i ó n a l a N u e va T r a d u c c i ó n Vi v i e n t e
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una tercera y una cuarta) hace eco de alguna manera a la frase inicial. En el paralelismo hebreo, las frases paralelas subsiguientes continúan y a la vez amplían y
agudizan el pensamiento expresado en la frase o línea inicial. Cuando era posible,
procuramos reflejar el paralelismo entre las frases en un estilo poético natural.
El término griego hoi Ioudaioi se traduce literalmente en muchas versiones como
«los judíos». Sin embargo, en el Evangelio de Juan, este término no siempre se
refiere al pueblo judío en general. En algunos contextos, se aplica en forma particular a los líderes religiosos judíos. Hemos intentado captar el significado en estos
diversos contextos utilizando términos tales como «la gente» (con una nota al pie
de página: «En griego los judíos») o «los líderes judíos», según correspondiere.
Hemos sido sensibles a los pasajes donde el texto se aplica en forma global a los
seres humanos o a la condición humana. En algunos casos usamos el pronombre plural (ellos) en lugar del masculino singular (él). Por ejemplo, una traducción tradicional de Proverbios 22:6 dice: «Instruye al niño en su camino, y aun
cuando fuere viejo no se apartará de él». Hemos traducido: «Dirige a tus hijos por
el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán». En ocasiones,
también hemos reemplazado los pronombres de la tercera persona por el de la
segunda persona, para asegurar la claridad. Una traducción tradicional de Proverbios 26:27 es: «El que cava foso caerá en él; y al que revuelve la piedra, sobre él
le volverá». Hemos traducido: «Si tiendes una trampa para otros, tú mismo caerás
en ella. Si echas a rodar una roca sobre otros, no los aplastará a ellos sino a ti».
Sin embargo, aclaramos que todos los nombres y pronombres masculinos usados para referirse a Dios (por ejemplo, «Padre») se han mantenido sin excepción.
Todas las decisiones de este tipo han sido guiadas por el interés de reflejar con precisión el sentido que se proponían expresar los textos originales de las Escrituras.
Constancia del léxico en la terminología
En favor de la claridad, hemos traducido de manera constante ciertos términos del lenguaje original, especialmente en pasajes sinópticos y en frases retóricas frecuentemente
repetidas, y en ciertas categorías terminológicas tales como nombres divinos o términos
técnicos no teológicos (por ejemplo, vocablos litúrgicos, legales, culturales, zoológicos
y botánicos). En cuanto a los términos teológicos hemos aceptado un rango semántico
más amplio de vocablos o frases aceptables para traducir una sola palabra hebrea o
griega. Hemos evitado algunos términos teológicos que muchos lectores modernos
no entenderían fácilmente. Por ejemplo, evitamos usar palabras tales como «justificación» y «santificación», que son remanentes de las traducciones al latín. En lugar de
esas palabras, empleamos expresiones tales como «hecho(s) justo(s) a los ojos de Dios»
y «hecho(s) santo(s)».
Ortografía de los nombres propios
Muchos personajes de la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, son mencionados en más de una manera (por ejemplo, Uzías/Azarías). En favor de la claridad, hemos
procurado utilizar una sola ortografía para cada individuo en particular, indicando en
una nota al pie de página la ortografía literal en caso de no usar la misma. Esto resulta de
especial ayuda al enumerar los reyes de Israel y de Judá. El rey Yoás/Joás de Israel ha sido
siempre mencionado como Yoás, mientras que al rey Yoás/Joás de Judá se le menciona
siempre como Joás. Una diferencia similar permite distinguir entre Joram de Israel y
Yoram de Judá. Estas decisiones se hicieron con el propósito de clarificar el texto para
el lector. Cuando los escritores bíblicos antiguos mostraron un propósito teológico al
elegir una variante del nombre (por ejemplo, Es-baal/Is-boset), hemos mantenido los
diferentes nombres y hemos agregado al pie de página una nota explicativa.
En cuanto a los nombres de Jacob e Israel, que se usan alternativamente tanto para
el patriarca como para la nación, en general traducimos «Israel» cuando se refiere a la
nación y «Jacob» cuando se refiere al individuo. Cuando la traducción elegida difiere del
texto hebreo, incluimos una nota textual al pie de página con la siguiente explicación:
A13